“Señora doña Puente Segoviana,
cuyos ojos están llorando arena:
si es por el río, muy enhorabuena,
aunque estás para viuda muy galana.
De estrangurria murió; no hay castellana
lavandera que no llore de pena
y Fulano Sotillo se condena
de olmos negros a loba luterana.
Bien es verdad que dicen los doctores
que los orines dan salud al río.
Te causan paroxismos los calores;
que a los principios de diciembre frío
de sus mulas harán estos señores
que los orines den salud al río”.